Los principios que aquí detallamos son conocidos como Principios Bautistas, aunque realmente son principios neo-testamentarios que fueron practicados por los primeros cristianos. En resguardo de esta forma de vida los bautistas organizaron sus actividades y a raíz de ello se convirtieron en su identidad denominacional.
- Principio Cristológico: Aceptamos el Señorío de Cristo y lo reconocemos como cabeza de la iglesia (Efesios 1:22, 4:15, 5:23; Colosenses 1:18, 2:19). Su autoridad en la Iglesia es incuestionable (Juan 13: 13; Romanos 14.9; Colosenses 1:18; Hechos 1:4, 3:3 Apocalipsis 1:11) y a ella nos sometemos, por lo tanto, nos oponemos a todo tipo de totalitarismo político, favoritismo sacerdotal o confesionismo doctrinal. La paz, la justicia y la comprensión sólo predominan cuando Cristo está reinando.
- Principio Bíblico: La autoridad del Nuevo Testamento. Reconocemos la autoridad y vigencia de las escrituras como la voz de Jesús. Entendemos que: el Nuevo Testamento se interpreta históricamente a la luz del Antiguo Testamento, y que el Antiguo Testamento se interpreta teológicamente a la luz del Nuevo (Hechos 17:11); 2 Timoteo 3:16) No nos basamos en la tradición humana, ni en la conveniencia pasajera, sino que entendemos que la interpretación privada significa el estudiar e interpretar las Escrituras bajo la dirección del Espíritu Santo. 2 Pedro 1:19-21).
- Principio Eclesiástico: una membresía regenerada. Creemos que sólo deben ser bautizados aquellos que han tenido un encuentro personal con Jesucristo, que por ello han nacido de nuevo y, que deciden comprometerse con los demás creyentes para constituir el cuerpo de Cristo (Hechos 2:37-38; Juan 3:30). Por lo tanto, no practicamos el bautismo infantil ni creemos que la salvación sea hereditaria. Cada persona debe tener un encuentro personal con Jesucristo. Creemos en la existencia de “La Iglesia Universal” –que no tiene forma visible ni estructura– como la totalidad de los creyentes redimidos en Cristo que ejercen su fe en las diferentes religiones o denominaciones en todo el mundo, en todas las épocas, y de diferentes formas. En este contexto “la iglesia local” es la expresión concreta del plan que Nuestro Señor Jesucristo tuvo al establecer su reino en la tierra (Hechos 2:43, 16:15).
- Principio Sociológico: Un orden democrático. Creemos en la igualdad de todos los hombres ante Jesucristo (Mateo 23:8-9) y por lo tanto un creyente redimido tiene libre acceso a Dios por medio del único sumo sacerdote, Jesucristo. Los pastores y líderes formales de la iglesia local son “Ministros Oficiales” y cada miembro un ministro general, capacitados por Dios para realizar la obra del ministerio (1ª Pedro 4:10, Efesios 4:11-12). El pastor en nuestras iglesias tiene una autoridad que le fue delegada por la iglesia local, por lo tanto, su liderazgo no es jerárquico, sino de función, de liderazgo educativo, ejemplar y de servicio. La autoridad está en el desarrollo de su trabajo más que una posición (Hebreos 13:7). También declaramos que cada congregación local es autónoma, es decir se gobierna a sí misma y no guarda sometimiento jerárquico a ninguna otra iglesia o cuerpo de liderazgo alguno, sin embargo, en forma voluntaria, democrática y misionera, se una a otras congregaciones similares para manifestar la fraternidad cristiana, para mantenerse al cuidado de la sana doctrina y la ética bíblica, y para unificar sus esfuerzos en el cumplimiento de la gran comisión.
- Principio Espiritual: Libertad religiosa. Estamos convencidos de que el hombre es personalmente responsable ante Dios quien lo dotó del derecho inalienable de ser libre. Por lo tanto, todos ser humano es competente para relacionarse libre, voluntaria y personalmente con Dios sin necesidad de intermediarios, o restricción social, política económica o religiosa para ejercer dicha responsabilidad en forma autónoma. Creemos en la libertad de conciencia que faculta a los individuos a propagar su creencia, siempre y cuando respete en la misma forma a los individuos de responder o no a su mensaje de manera voluntaria; podemos estar en desacuerdo con las creencias de alguna persona, pero debemos defender su derecho de creerlas. Creemos en la libertad de culto que incluye la libertad de adorar a Dios dónde, cuándo y cómo uno desea.
- Principio Político: la separación de la iglesia y el estado. Reconocemos la existencia del Estado (Mt. 17:24-27; Juan 19:11; Romanos 13:1-7), y los propósitos que Dios tiene también para éste: orden, justicia y bienestar social. También creemos que la orden de Dios es que obedezcamos y que oremos por los gobernantes (Mt. 22:21; Tito 3:1; 1ª Pedro 2:13-17). Además, creemos que debe haber una autonomía e independencia de acción indispensable entre el Estado y la Iglesia, ya que cada entidad Iglesia – Estado es útil en su lugar (Efesios 1:21-22; 1ª Timoteo 2:1-5). Por lo tanto, promovemos que nuestros miembros sean ciudadanos ejemplares, cumpliendo las leyes que dignifican al hombre y la sociedad a la que pertenecemos.
- Principio Evangelístico: evangelismo personal y obra misionera. Creemos que el evangelismo es un estilo de vida y no solo una estrategia específica de un tiempo determinado (Juan 7:38). Nuestra vida es un evangelio que se comunica a los que nos rodean. Buscamos cumplir la Gran Comisión (Mateo 28:18-20) porque creemos en un Dios misionero que demanda que su pueblo también lo sea.